Otra lectura a la que le tenía el ojo echado era esta novela de Javier Cercas, a quien no había leído aún, por el interés que me provocaba su figura protagonista, Enric Marco, y la curiosidad por cómo había enfocado el autor tremenda farsa real. Esta no es una novela, sino un recorrido por la vida de un hombre que ha vivido muchas vidas, y en ningún momento se deja engatusar el autor por hacer de él una distorsión amable. Me pareció un trabajo metódico, aunque en ocasiones se pasara de historicista.
Carcoma, Layla Martínez
Uno de los libros de la década, esta novela de casas embrujadas revela una intrahistoria familiar traspasada por la violencia y la lucha de clases. Sin ser exactamente terror, bebe de Shirley Jackson en una nueva faceta del guerracivilismo. Layla Martínez logra aquí algo muy difícil: entrelazar varias voces narrativas que a veces se desmienten, se contradicen, se complementan, para narrar algo que nos han narrado otras veces y que parezca único y, más importante, necesario.
La mala costumbre, Alana Portero
Otro de los libros del año sin duda esta primera novela de Alana Portero, que se va a los barrios para narrarnos una España cruda y sin pizca de nostalgia. Me quiere recordar en la conciencia de clase a la obra de Elvira Lindo, aunque atravesada por la experiencia trans de una narradora certera y plenamente consciente del poder de lo que narra, en lo literario y en lo emocional. El material de partida es rico, suculento, honesto, y Alana lo sirve con una sencillez aparente y nos retuerce el corazón y nos lo estruja y nos abre lo ojos ante una galería de personajes desgraciados y reales, porque así era la vida en los barrios.
No era esto a lo que veníamos, María Bastarós
Los cuentos de este libro ocurren en espacios áridos que revisten la cotidianidad de una capa rara, deforme. Hay una oscuridad en las historias que se suceden aquí, unos personajes que pasan por el mundo a horcajadas, como los de Sabina Urraca o Elisa Victoria, por citar dos contemporáneas, arrastrados a lo insólito. Los libros de cuentos deben contener perlas, hallazgos, y Bastarós se desenvuelve en la sorpresa constante e incómoda que deja poso.
The man who mistook his wife for a hat, Oliver Sacks
Le tenía ganas a este libro recomendado por una amiga médica a la que pedí consejo sobre casos curiosos de neurología para un proyecto en el que trabajo. Oliver Sacks recopila en su obra más célebre una serie de casos clínicos de lo más curiosos, y lo hace como quien narra pequeños cuentos, episodios en las vidas de pacientes reales, por norma sorprendentes, divertidos y, cómo no, tremendamente dramáticos. Con todo, pasada la sorpresa inicial se vuelve algo reiterativo, duro de roer, aunque a mí me vino como anillo al dedo.
El tiempo amarillo: memorias, Fernando Fernán Gómez
Durante años he arrastrado las memorias de la leyenda de la cultura española, y no por falta de interés o calidad literaria. Leía un buen tramo, lo dejaba descansar y retomaba pasado un tiempo. Fernán Gómez lo vio y vivió todo en el siglo XX, y su biografía está estrechamente ligada a la historia de España. Especial interés tienen sus inicios en el mundo de la farándula, las penurias y devoción con la que aprendió el oficio y se acabó convirtiendo en el gigante del cine y las letras. Quizás es la parte final, centrada en el rodaje de una de sus películas como director en los noventa, la que menos interés despierte, pero aun así sigue sabiendo tirar de humor y anécdotas. Un libro poblado de vivencias de toda clase, de personajes imprescindibles en la composición de nuestra idiosincrasia, una edición cuidada a la altura de su autor.
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