12 de noviembre de 2010

Genios

Ya ves, a veces me canso
de ser hombre y también
me agota escuchar
que todo va bien...
ISMAEL SERRANO


Quien me lee habitualmente habrá podido comprobar que de un tiempo a esta parte estoy bastante reflexivo. Me planteo cosas que la gente se plantea por lo general en los años de instituto. Como si, al darme cuenta de que acababa por fin la carrera, tenía que empezar a planear mi vida. La típica crisis adolescente. Todo bien hasta ahí. Sólo que yo no soy un adolescente: tengo 23 años. He aprendido en el máster que acabo de comenzar (sí, como ven tres días de máster pueden dar para mucho) que la adolescencia se ha alargado debido a los cambios económicos y sociales, que los chavales rehuyen cosas como el compromiso, el trabajo y la emancipación. Al menos sucede así en España. Por eso es habitual encontrar gente en la facultad ocupando un ordenador no para buscar información o redactar su último trabajo de investigación, sino para ver lo último de The Big Bang Theory (y esto es verídico: ahí está la tía, con dos cojones, ocupando un ordenador para ver los desvaríos amorosos de Sheldon Cooper mientras yo tengo que comprobar mi horario de clase). Total, gente para todo y yo asustado.
          Desde un tiempo atrás me sucede otra cosa que me deja indefenso: conozco genios. ¿Han conocido alguna vez un genio? Yo he conocido varios, o igual tengo demasiado devaluado esto de la genialidad. El hecho de conocer tantos genios, como digo, me ha hecho descubrir mi mediocridad (en el sentido de normalidad, vulgaridad), hecho que a su vez me hace plantearme muchas cosas. El sentido de la vida. El sentido de todo lo que hacemos. Si tiene sentido escribir o seguir un blog o perder el tiempo en Internet. Si algo vale realmente la pena.
          Todo puede ser, desde luego, que me encuentre algo disperso: este fin de semana, por ejemplo, tengo que buscar una ilustración para un relato que queremos incluir en nuestra revista, tengo que escribir dos artículos (uno de música española y uno larguísimo de televisión española) para la misma revista, porque me he comprometido y cuando me comprometo soy muy extremo y me obligo a cumplir: así funciono yo; para acabar, tengo también que redactar dos reflexiones/redacciones para el máster de Profesorado, cómo no, y mañana por la tarde voy a recoger un pase de prensa para el festival de cine fantástico que tendrá lugar la semana que viene en Granada, para cubrir al menos los pases de algunas películas. Además, tengo que preparar las plaquettes caseras que quiero repartir en el recital del sábado que viene en un local mítico de Granada, La Tertulia. Les recuerdo que será una noche completita de concierto (Carlos Siles) y recital/lectura/sorpresas.
          Pero en realidad creo que no es eso. Uno de los genios a los que conozco me dijo una vez que, como escritores, debíamos procurar escribir como si todo estuviera grabado a piedra. Que no nos permitamos el lujo de perder el tiempo en naderías, y visto lo visto, creo que mi blog es una nadería. No voy a cambiar el mundo por escribir lo que quiera en "mi casa", y en cualquier caso mi presencia cibernética se encuentra más que justificada de por sí. Otro día hablaré de mi dispersión, mi huella internetil. Mientras tanto, seguiré conociendo genios y tratando de encontrarle razón de ser al resto del Universo.





3 comentarios:

  1. el mundo se puede cambiar con decir sólo una palabra en un momento adecuado.
    A mí me gusta como escribes... :)

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  2. Tú no devalúas esa palabra, y he conocido a, para mi, grandes genios a través del blog.

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  3. Puede que no cambies tu mundo, pero puedes llegar a cambiar el nuestro, ¿no?

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