1 de junio de 2010

Fronteras I


Proyección de Peters


Mapamundi tradicional

Hay países con la historia relativamente limpia. Ahí están los británicos, cuyo gran borrón consistió en conquistar los nuevos continentes con el irremediable río de sangre. Pero el Mundo ya le ha olvidado eso. No perdonamos cuando el conflicto surge entre países civilizados, países que sólo quieren más territorio, más riquezas, más materias de un mundo finito. Y nosotros somos mocos y dependemos de una bola de plastilina que es el planeta. Y si reflexionamos un poco, sólo un poco, nos daremos cuenta de que sabemos, conocemos el mundo tal y como nos lo han enseñado. La sociedad occidental genera los mapas y la distribución de miles de países, y para ello emplean baremos completamente erróneos basados en la economía, en el desarrollo: así, tenemos que la reproducción cartográfica más fiel geográficamente hablando de la disposición y tamaño real se llama proyección de Peters, ya que en el mapamundi general se les resta tamaño a los países del hemisferio sur (en vías de desarrollo, los que no cuentan…). En definitiva, no tiene sentido creer en el tamaño de los países. Es absurdo, ya que incluso un tema tan objetivo da lugar a percepciones sospechosas que no son más que decisiones de gente que necesita aferrarse a algo, porque si no se desesperarían. No solemos pensarlo, pero España está en el hemisferio norte porque la humanidad se desarrolló en esta zona; conforme se descubrían mayores territorios, se iba ampliando el mapa. Más adelante, cuando gracias a la Iglesia descubrimos que el planeta era ‘esférico’, seguimos catalogando. Si partes la naranja por la mitad, es decir, arriba y abajo hielo, pues buscamos el centro. De las dos medias naranjas la nuestra se llama norte porque nosotros, los civilizados, los que tenemos la Historia, nacimos aquí. La mitad sur les corresponderá a los que andan con la cabeza hacia abajo. ¿Pero y si la civilización, el origen del hombre se hubiera desarrollado a partir de Perú, por ejemplo? Latinoamérica estaría en el centro de nuestros mapamundis, que serían boca abajo. Viviríamos en lo que ahora llamamos Hemisferio norte cuando, en realidad, si el universo es infinito y está en continua expansión, no existen norte ni sur ni este ni oeste, sólo un punto que se pierde en la negrura del universo tratando de leer el brillo de estrellas que murieron millones de años atrás. Pero bueno, lo de catalogar, lo de poner barreras está muy bien. Mañana más y mejor.

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