29 de diciembre de 2011

2011 (V): Cultura

Bien. Hagamos un repaso rápido de lo que ha dejado el año en materia cultural. Empecé leyendo a Hemingway con el firme propósito de leer tan sólo libros ejemplares, obras maestras, la excelencia literaria. Luego, claro está, la cosa derivó en otra historia. No obstante, puedo afirmar con toda seguridad que he leído también libros maravillosos este año.
     Para empezar, la cuarta novela de Ricardo Menéndez Salmón, La luz es más antigua que el amor, que tiene la capacidad de atar los cabos sueltos que fue arrojando el autor de Gijón en sus novelas anteriores. La historia de varios creadores abocados a ser leyendas o a la destrucción más inmunda, el mal en todas sus formas, una suerte de locura, distintas corrientes ideológicas. Metaliteratura, riesgo, intensidad y altura. permítanme afirmar que no existe en este momento en España autor más completo y complejo que Menéndez Salmón. Además, una estupenda noticia nos alegraba aún más el año a sus agradecidos lectores: Seix Barral iba a publicar también las primeras obras del autor, que pertenecían a otra editorial, para que formaran parte de  esta exclusiva colección. Se tratará probablemente La noche feroz de mi primera compra de 2012, y con toda seguridad no me acabará defraudando. Es mucha la fe que tengo puesta en este hombre.
     La otra gran novela que leí este año es obra de un autor con similitudes estilísticas bastante claras con el gijonés. Se trata de El ladrón de morfina de Mario Cuenca Sandoval. He de decir que me apasionó su prosa cuidada y delicada, casi poética en un lugar tan oscuro como una guerra. Y sus personajes, outsiders entrañables a los que queremos salvar, a quienes queremos acompañar al final, porque eso querrá decir que han llegado al final. Me ha entusiasmado, lo digo de veras.
     Otro libro con el que estaba desde principios de año sin demasiada pasión, leyendo como por inercia, era el loado en todas partes Cosas que los nietos deberían saber de Mark Everett, cantante de Eels. Además de una maravillosa música, recuerdo una suerte de memorias entrañables y divertidas, una galería de novias locas e intentos fracasados de cumplir sueños, reveses de la vida ante los cuales Everett decide agachar la cabeza y embestir. Un libro que, con el tiempo, va creciendo en el lector con su sencilla lección vital.
     También me ha fascinado el descubrimiento de otro autor, en este caso casi desconocido para el gran público, y sin embargo con un estilo tan definido, también entre la crónica, las memorias y la fábula, y es que leer la vida de Mauricio Wiesenthal supone la aventura de no saber dónde empieza la ficción y termina la biografía, porque por sus libros pasean las grandes leyendas de todas las artes, los mejores escritores, las estrellas de Hollywood, científicos, cantantes, pero también gitanos nómadas, soldados comunistas y lo menos granado de la Europa más pobre. Un autor muy a tener en cuenta.
     Eso en cuanto a literatura, porque el arte que más he disfrutado ha sido sin lugar a dudas la televisión. He recuperado "clásicos" como Las chicas Gilmore en pequeñas maratones divertidísimas o The office, y aún voy por la quinta temporada. Sin embargo, los mayores placeres viene de Reino Unido, como viene siendo costumbre: Black Mirror, emitida hace unas semanas con sólo tres episodios de los cuales dos son prácticamente perfectos; Skins con su quinta temporada y tercera generación, que nos trajo a la deliciosa Frankie y una pandilla algo desvirtuada que, sin embargo, nos ha brindado grandes momentos; Doctor Who siempre es un acierto, y este año entre el Silencio y River Phoenix la temporada ha sido de aúpa, desde un comienzo de infarto a una finale donde se cerraba una trama tan bien hilada; no me olvido, cómo hacerlo, de la serie hija, Torchwood, que en su periplo americano nos ha regalado una cuarta temporada excelente. Sólo por el hecho de devolver a Lauren Ambrose a la televisión, me tenían ganado, y si bien lo tenían crudo para superar esa genialidad que fue Children of Earth, Miracle Day ha explorado un amplio abanico de posibilidades ante un punto de partida muy, pero que muy potente. Claro que no podemos obviar ficción americana (la producción es mejor, es inevitable) como The Good Wife, cuya segunda temporada he saboreado poco a poco, o American Horror Story, el descubrimiento de este año, la serie con más ritmo que hemos visto en muchísimo tiempo. Una locura que nos ha recuperado a otro de los Fisher, la enorme Frances Conroy, o a la mejor Jessica Lange.
     No obstante, lo que me apetecía este año eran comedias, y he seguido con ellas a muerte. He descubierto la más hilarante, como no podía ser de otro modo, inglesa: Miranda. Las vidas y obras de esta cómica no muy agraciada son de lo mejor que ha parido la comedia así, en general. Luego están los estrenos americanos como 2 broke girls, para mí la revelación del año en comedia, la extraña New Girl con Zooey Deschanel en su máximo exponente y el perro verde hecho por y para Laura Dern nada más y nada menos que en HBO, Enlightened, que aunque me costó al principio, ha ido escalando. Estas son mis series de este año, así como las que veía antes. HIMYM, que se encuentra en un momento excepcional en el que explotan el drama y la narración con mayor acierto que nunca; Misfits, que va a menos en picado con un por decisión tanto de los actores como de su responsable. Un final a tiempo es una victoria. Seguro que sigo más, pero ahora no me acuerdo.
     Pero en cine hay más donde rascar. Cuando lanzo la vista atrás me acuerdo de las películas que más me han convencido este año. Sorprendentemente, hay una comedia entre ellas, La boda de mi mejor amiga, con una robaescenas de primera como es Melissa McCarthy, por quien estoy desarrollando una admiración sin parangón. Muy divertida la comedia Apatow menos Apatow (la parte de los vestidos de novia es desde ya uno de los momentos cómicos de la década). Si nos ponemos serios, habría que afirmar que la mejor película del año es El árbol de la vida por su atrevimiento formal, conceptual y narrativo. Porque no es cine ni es poesía: es vida, joder. Y eso no se había hecho, y es el puto 2011. Bien por Malick. Y la nueva de Woody Allen, tal vez demasiado evidente, demasiado fácil, pero muy, muy entrañable que hace soñar al espectador. Otro clásico que demuestra que está mejor que nunca es Polanski, que en 2011 nos trae la divertidísima y tensa Un dios salvaje. Menudo reparto, menuda dirección de actores. Luego está Melancolía, un paso atrás en la filmografía de Von Trier después del atrevimiento que supuso la fallida pero ambiciosa Anticristo. Es como si el director diera dos pasos hacia delante y uno atrás, por muy bien que estén sus actrices. Si de nombres va la cosa, el cine español tiene los suyos. Tiene por encima de todos al manchego más universal, que en esta ocasión nos trae la controvertida La piel que habito, una historia de venganza que se atreve a desglosar la narración y moldearla a su antojo para dejar atónito al espectador. El poderío visual de Almodóvar sigue siendo deslumbrante, y el compromiso de sus actores, envidiable. Una película para reivindicar. Otro director español que vuelve con acierto es Sánchez Arévalo, que se lanza por primera vez de lleno en la comedia con Primos, la película más fresca y positiva del año. Disfruté mucho, a pesar de su evidente moñez, One day, con Jim Sturges y Anne Hathaway convertidos en la química hecha carne, la pareja y el amor o el sexo; ellos salvan toda la película. Otra disfrutable, el blockbuster del año Super 8 como homenaje al cine de los ochenta que todos hemos visto y ha fundado a una generación. Para cerrar con buen sabor de boca mientras nos llega Extraterrestre, el nuevo proyecto del siempre sorprendente Vigalondo, podemos irnos con la última de Balaqueró en si cinta menos personal, Mientras duermes, con la maravillosa interpretación del talentoso Luis Tosar. Y ahora sí, para acabar, me gustaría hablar de otra joya británica que nos llegó hace unos meses con su mezcla de distopía y acronía, Never Let me Go, la historia de amor y ¿ciencia-ficción? más bonita en años gracias a unos Andrew Garfield, Keira Knightley y, sobre todo, Carey Mulligan.


TOP TEN ESCUCHAS 2011
Amy Winehouse
Nina Simone
Enrique Morente
Zahara
Damien Rice
Micah P. Hinson
Adele
Janis Joplin
Bebe
Florence + the Machine

Jota de los Planetas
     Y música. ¡Música, música, música! Al poco de empezar el año fui al concierto de L.A. , compré la entrada para Zahara en Granada y juro que se me pasó la fecha por el estrés del máster, también compré la de Adele en su único concierto en Madrid y, una vez más, no pude ir porque era imposible perder una clase del Máster, así que me quedé sin la que ha sido la revelación internacional del año, si bien ya formó parte de mi BSO erasmus con su primer disco allá en 2007. Y es que, tras la muerte de Amy Winehouse, era preciso que otra voz potente y ligeramente cascada, naturalmente British, cautivara al mundo. Por lo demás, sigo con mis obsesiones anuales como Nina Simone en el año en que me he comprado el tocadiscos con vinilos de Nina en directo, Vetusta Morla, Chet Baker, Radiohead, Amy Winehouse... vamos, un poco de todo. Hablando de Vetusta, su segundo disco, Mapas, también ha supuesto uno de los discos del año. No entraba tan fácil como el primero, la estructura de sus canciones era incluso más loca, pero con el tiempo hemos aprendido todas las enrevesadas letras como si las lleváramos tatuadas a fuego, quién sabe cuántas veces lo habremos escuchado. En mayo, en plena revuelta indignada, los vi en concierto en Granada, en la sala Copera, y corrimos como locos, gritamos como locos, saltamos como locos... recuerdo que me fui directamente del concierto a la plaza del Ayuntamiento al campamento del 15M a pasar la noche en vela. Fue una noche mágica, de modo que cuando fui a Madrid y salieron nuevas fechas de su gira no pude evitar comprar, y hace un mes aproximadamente los volví a ver y a saltar y a gritar y a cantar. Qué buenos son en directo, joder. En serio, son demasiado buenos. Por lo demás, este año ha sido algo pobre en cuanto a conciertos, pero no en cuanto a descubrimientos musicales. La pareja tóxica, el segundo disco de Zahara, por ejemplo, con nueva discográfica, es una maravilla oscura y triste, nada que ver con el tono optimista e infantil del primer disco. De entrada, en unos meses volveré a verla en Madrid. Otros discos que me han absorbido este año han sido dos de Kanye West (My Beautiful Darl Twisted Fantasy y Watch the Throne junto a Jay Z) y me he reconciliado con el flamenco, con la familia Morente y otros pequeños pasos a esa verdad que es la música de raíces. Además, he estado en muchos conciertos en la Tertulia, cómo no, para volver a ver a Elena y a Fede y a Bruno, que ahora trabaja en Madrid, en Libertad 8. La BBC se separa y los chicos emprenden carreras en solitario. Todos me encantan y les auguro mucho futuro aunque esto de la música esté cada día más difícil.
Con Noni, de Lori Meyers




     Que se lo digan si no a los músicos de Granada, que tuvieron que sacar adelante la iniciativa Granada en Off porque el ayuntamiento está haciendo la situación insostenible, y en lugar de apoyar la música en directo, con la interminable cantera musical que ha parido la ciudad de la Alhambra, se dedican a cerrar salas de conciertos y baretos donde pinchan música de ahí. Granada en off comenzó con un Festival gratuito para todo el que quisiera con un cartel de lujo (Lori Meyers, Los Planetas, Lagartija Nick, Napoleon Solo, El Puchero del Hortelano...) tras el cual leyeron un manifiesto que se puede resumir en el lema "La música es cultura, no delito", y es que recordemos que el consistorio municipal ha prohibido la música en la calle. Durante este curso han estado presentes, ya como asociación cultural en el Festival Internacional de Jóvenes Realizadores y ahora vuelven a las andadas con "Granada en on", una iniciativa para acercar la música a los colegios. Bandas granaínas dan conciertos en colegios para los chavales, todo esto gratis, claro. Lo importante es reivindicar la importancia de la música en una ciudad tan musical, y lo importante es también la magnífica experiencia de poder entrevistar a todos estos artistas y fotografiar la magia del momento con pase de prensa. Granada es mucha Granada.
     Este año, no obstante, me comprometo a asistir a más conciertos en Madrid. De momento tengo fecha para los de Zahara y Elena Bugedo. Veremos qué más.

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