10 de enero de 2012

pactoandaluzporellibro

in memoriam

Me encanta el gazpacho y tocar la guitarra. Cuando salgo a la calle, se me escapan piropos a todas las niñas guapas. Me gusta cantar y bailar, sobre todo si es flamenquito bueno. Soy un vago redomado, pero soy gracioso. Eso me salva. Estoy deseando trabajar para tener derecho al paro. Mi siesta no me la quita nadie, lo juro por la Blanca Paloma. Olé tú, soy andaluz, he nacido así.
     Me gusta el gazpacho, sí, y toco un poco la trompeta. Cuando salgo a la calle, voy con el mp3 a mil mirando el suelo. No me entero. No SÉ bailar, odio bailar. No sé cantar, aunque lo intento. Odio el flamenquito güeno, pero idolatro a Morente. No tengo ni puta gracia. Estoy deseando trabajar, pero no hay trabajo; mientras tanto, trabajo en algo que se me da bien. No me importa el paro, tengo una carrera y un Máster. Eso, y dos libros publicados. Nunca hecho la siesta, me es imposible dormir de día, no me gustan ni los santos, ni las vírgenes ni las procesiones. Soy andaluz, he tenido la suerte de nacer así.
     Veamos, los andaluces tenemos muchas veces que luchar con el tópico del primer párrafo (y es sólo un esbozo). Luego, cuando determinamos qué similitudes reales existen con nosotros, dejamos a la gente con el culo torcío. Con mucho esfuerzo, las instituciones andaluzas han logrado tirar abajo muchos de esos tópicos. Al menos no parecemos uno de esos países del tercer mundo que querían hacer vender. No somos Catalunya o Euskadi, pero es que no lo necesitamos. ¿Somos más felices? No sé yo; diría que sí, que la actitud es más relajada, que nos conformamos con menos. Menos es más, dicen. Hablaba de cómo hemos estado años tratando de tirar abajo prejuicios, si bien la televisión autonómica no ayuda precisamente (los niños graciosos de Juan y Medio, las señoras graciosas que buscan pareja en Juan y Medio, Se llama Copla...). Esa programación costumbrista hace mucho daño a Andalucía.
     No obstante, aquí hay de todo: ingenieros, filósofos actores, cirujanos, investigadores, lingüistas, deportistas de élite, boxeadores, grafiteros, músicos, físicos, escritores. Escritores. Hay escritores que escriben ciencia-ficción, los hay que escriben terror, los hay que escriben literatura erótica, bélica, drama, comedia... Escritores que derriban tópicos.
     Últimamente hay muchas cosas que me tocan los cojones, y eso que estoy bien y todo me va de puta madre. Me toca los cojones, por ejemplo, vivir en un país, y esto lo dije hace ya unos meses, antes de las elecciones, donde las necesidades básicas, el bienestar social y el desarrollo no se tienen en cuenta. Prima la economía, eso es todo. Prohiben fumar en locales públicos, pero no el tabaco: esa droga deja mucho, mucho dinero en las arcas públicas. Se mantiene el Ministerio de Defensa, pero se elude el de Ciencia. Se desprestigia la cultura, se doblega todo a la economía. Los bancos crecen, las personas menguan.
Soy escritor gracias a mucha gente, pero si tuviera que dar las gracias  a alguien concreto, sería a una institución. El Pacto Andaluz por el Libro lleva sobre diez años con su labor. ¿En qué consiste su labor? En fomentar la lectura y la escritura y traducción, en cuidar de un legado cultural sobre todo entre los más jóvenes. Han llevado a cabo campañas de concienciación y divulgación como la de las personas-libro, han sacado adelante empresas imposibles en colaboración con la Red de Bibliotecas de Andalucía... También crearon el Bosque de los Libros o la revista "Cuadernos Aandaluces de Traducción", pero sin duda el programa más ambicioso que han desarrollado es su enorme trabajo con los escritores noveles de toda Andalucía. Comenzó con un Certamen Literario para menores hasta 18-20 años en las categorías de cuento, poesía y novela corta. Tras la segunda edición y el éxito de la propuesta, batallaron por el proyecto más valioso y difícil: la Escuela de Verano para escritores noveles. Allí, se reunió a alrededor de treinta o cuarenta participantes en el certamen durante una semana para recibir clases por parte de narradores y poetas consagrados, a saber: Marina Mayoral, Aurora Luque, Juan Cobos Wilkins, Clara Sánchez, Lorenzo Silva, Mario Cuenca, Fernando Iwasaki... Los participantes, todos jóvenes, a veces extremadamente jóvenes, 11, 12 años, formaron un núcleo de talento y proyección cultural sin parangón. De la nada había nacido una telaraña literaria con miles de hebras. Luego, un Foro de Escritores Noveles con encuentros y talleres de escritores como Espido Freire, Mauricio Wiesenthal. Al final, una cantera inagotable de escritores en ciernes de las ocho provincias con las herramientas y el apoyo para crear algo grande. 
     Yo me beneficié de todo ello. De los consejos de los escritores, de sus técnicas, de los compañeros. El Pacto Andaluz por el Libro parecía una apuesta firme por el futuro. Me consta, sin embargo, que en los últimos años ya empezaron los recortes, cada vez más acentuados, cada vez más letales. En cualquier caso, las cabezas pensantes del proyecto mantuvieron por todos los medios el programa de noveles como auténtica apuesta para la difusión de una idiosincrasia literaria en Andalucía. Los noveles comenzaron a prodigarse en distintos ámbitos, a obtener premios literarios en toda España, a publicar artículos y textos literarios en medios de comunicación, a invadir la música, el cine, el teatro. El virus no hacía más que crear. Se constituyeron en colectivo cultural, "Mononcle", y sacaron adelante su propia revista cultural, "La cuerva".
     Dejen que me ponga emotivo, pero no entiendo cómo se puede borrar el trabajo de tantas personas de un día para otro. El Pacto Andaluz por el Libro no existe más. Ha cerrado, ha fallecido, fenecido, muerto. No es. Está, pero no es. Hace dos días fui a mirar la web y ya no existe. Tan fácil. Son diez años de historia, digamos que yo tenía 13 o 14 cuando nació, pero se recorta esto. Porque la cultura no vale la pena, porque la literatura no salva vidas. Porque los libros no generan dinero. La estrategia a seguir ha sido sospechosa. Para no hacer algo tan aparatoso como cerrarlo sin más, ha sido una institución más grande, ya en su día involucrada en cierta polémica, la que la absorbe: Centro Andaluz de las Letras. Desde el CAL aseguran que se trata de una fusión, no una absorción. Yo sólo sé que PAPEL ahora es pavesas. Porque muchos, si no todos los proyectos más importantes del Pacto, están siendo eliminados. Pero no saben que lo que está escrito no se puede borrar, que la tinta nos envenena, que el Pacto sigue vivo a cada paso que damos. Llegará un día en que en España y en Andalucía comprendamos que una cultura fuerte genera una identidad fuerte más allá de clichés casposos. Puede que los socialistas que recortan impunemente algún día miren por el bien del pueblo y no sólo por la imagen predeterminada por una historia injusta. Sólo me queda decir algo: molletes, escribid mucho, escribid con más ganas de las que hayáis escrito jamás.

3 comentarios:

  1. Lo peor de todo,querido José, es que muchos ciudadanos están totalmente de acuerdo con este tipo de recortes y supresiones, independientemenete de la ideología que tengan. Bajo la famosa premisa "con la que está cayendo, preocuparse ahora de la cultura" todo se legitima. Supongo que la cultura, y en parte de la educación, son vistas como algo prescindible en comparación con la santa economía, que al final es la economia de unos pocos. Sobre las identidades, pues no sabría decirte, cuando uno es de Toledo y vive en Madrid poco le identifica, se nos pueden atribuir pocos tópicos y puede que incluse esto resulte más aburrido.

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  2. http://youtu.be/4gH5oB1CMYM

    Escribamos muchas historias, para que nunca haya una sola.

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  3. Gracias, Julio, gracias, Cristina. Somos rara avis.

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