Nombre:
Francisco Javier Montoro Chaves
Edad:
21
Ocupación:
Estudiante de Traducción e Interpretación de árabe.
¿Qué haces ahora
mismo?
Como chocolate. Lo hago mucho. Mola más que fumar y palia el
estrés de arabizarme.
¿Dónde vives?
Apartamento de alquiler poblado de cucarachas. Avenue Houssaine Bouzayane, Túnez,
Túnez.
¿Te dedicas a la creación? ¿Qué
te ha llevado a ello?
No me dedico a ella (hablar de dedicación implica
sacrificios), pero le ofrezco tiempo, cariño y guiños siempre que puedo. Lo
hago por comodidad, por placer y con placer.
¿Crees que lo que haces es importante?
Lo que hago no es nada importante, es algo prescindible,
inútil. No sirve para nada y eso me tranquiliza. Me cansa el hecho de que todo
tenga un fin, una utilidad, y por eso creo (sin preposición y sin dedicarme a
la creación). El tiempo está para perderlo, para disfrutar perdiéndolo.
¿A quién admiras? ¿Por qué?
A mi padre y a mi madre, sobran los motivos.
¿Te cuidas de algún
modo?
No. Como chocolate (repito). Como demasiado. Bebo demasiada
Coca-Cola. Ahora, con la excusa de no comer y sin resultados aparentes, fumo. Leo
demasiado y escucho demasiada música. Pienso demasiado. Soy un cóctel de
excesos.
¿Crees en el amor?
Creo el amor. Todo por necesidad, por repetirme.
¿Y en Dios?
Que crea él en mí, al igual que yo creo en lo que he creado.
¿Me recomiendas un libro, una película y
un disco de música?
1) “Vulva dorada y lotos”, de Juana Castro, de cuando los
que creaban lo hacían por placer y con placer. Por ejemplo.
2) “Annie get your gun”, con Betty Hutton dándolo todo. Por
supuesto.
3) Cualquiera de Dinah Washington. Por decir.
Viajemos en el
tiempo. ¿Cómo será tu vida en diez años?
Te puedo decir cómo no será: estable, definitiva, aburrida,
cierta. Espero ser algo más ingenioso, metódico, tolerante. Menos egoísta,
menos hipócrita. Ya…
¿Consumes algún tipo
de sustancia estimulante (alcohol, drogas)?
Tengo una bomba de estimulantes en el pecho. Me gusta
decirlo, me siento poético. También me gusta decir que no necesito tomar nada
para estimularme, animarme, despertar, disfrutar. Pero tomo lo que todos cuando
salgo, por camuflarme.
¿Qué es lo más bonito
que te ha pasado?
Que determinadas personas me hayan dejado conocerlas. Para
mí todo se basa en la búsqueda, la búsqueda constante y exhaustiva. A veces hay
hallazgos reconfortantes.
¿Y lo más triste?
No encontrar la forma de decir algo. Me frustra, y en
ocasiones se vuelve decisivo. Ahí reside el fracaso de mi búsqueda.
¿Quiénes son tus
artistas preferidos?
Ésta es la típica pregunta que no sabes por dónde coger, y
acabas echando mano del necesario tópico: es que son tantos, tan diferentes, de
tantos ámbitos, que no podría discriminar mis preferencias en un ranking. Soy
muy facilón con el arte en el fondo.
¿De qué te arrepientes?
De haber tardado tanto en perder el miedo a expresar. De
pequeño era un niño callado, repelente, los libros eran mi muro y la
inseguridad no me dejaba hablar. Ahora he cogido el megáfono, y he aprendido a
canalizar mi rareza de una forma semiagradable. Le estoy sacando partido a ser
un bichito raro, felizmente, como inversión de futuro.
Tu relación con la política, si la tuvieras…
Una pasada. La política es ficción, fliparía inventando.
Los jóvenes de hoy en día… ¿qué?
Cambian los formatos y la
intensidad. Pero las preocupaciones son las mismas. Los jóvenes siguen haciendo
que esto lata, que bulla. Hoy con la voz más alta y eso me enorgullece. Más que
todo porque a mí me encanta gritar, y veo que algún día la afonía, que es
compartida, va a merecer la pena. Soy optimista en cuanto al papel que los
jóvenes desempeñan, dentro de lo que cabe, pese a todo.
Va, cuéntanos, ¿en qué estás trabajando?
Vergüenza debería darme,
pero estoy seco. Tengo ideas, documentos de Word dispersos, frases, algunos
versos. Tengo que retomarlo todo e intentar que desemboque en algún poema. Y
coquetear con la narrativa, me apetece (tener el tiempo necesario y
disfrutarlo). Todo a su tiempo, por algo prefiero no llamarlo “trabajo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario