Pequeños trastornos sin importancia

1. Entre los discos del año, ahora que se pone tan de moda hacer listas -y se pone tan de moda hacer referencia a la propia moda en un ejercicio de metaficción-, está sin lugar a dudas el último trabajo de Julio de la Rosa, que, junto a un puñado de artistas de lo más ecléctico (de Bunbury a Annie B. Sweet, pasando por Miren Iza o Xoel López; OK, igual no tan ecléctico), ha parido este Pequeños trastornos sin importancia , un must de la música 2013. Si todo el mundo alaba el single "Gigante" (y a mí me encanta), el tema que pasó a convertirse en parte de mi BSO vital y del momento más low de este año fue el enérgico "Maldiciones comunes", que he podido cantar a voz pelada cienes de veces mientras lloraba por el piso vacío o mi habitación.

2. Año cero. Bélmez de la Moraleda. Preludio de una Navidad extraña. Extraña porque este año murió mi abuela, la última en pie. Extraña porque M. me rompió el corazón. Extraña porque vuelvo a vivir en otro país. Extraña porque he leído menos libros de los que debería. Extraña porque lo literario ha sido todo una derrota continua.

3. Cleptomanía. Soy un ladrón. Robo pequeñas cosas, nada especialmente grande. Pero no puedo evitarlo. Así, a partir de ahora voy a llevar adelante un recuento de mis pequeños hurtos, tan innecesarios como inexcusables. Este mes, por ejemplo, robé un cartón de leche, un paquete doble de chicles y una bolsa de chucherías caninas para cachorros.

4. Nunca pisar Madrid. Ése debería ser mi mantra.