22 de junio de 2010

Fronteras III

Lo hablaba ayer con un amigo. Más allá de que el fútbol me provoque indiferencia, la pasión por los colores sencillamente me esquiva, me evita. Y todo esto supongo que tiene mucho que ver con eso de la identidad con un país o una nación o un pueblo o una familia. Porque esas son cosas que no podemos elegir. Nacemos con todo esto dado. Dice Luis García Montero, por ejemplo, "Un hijo es el segundo país donde nacemos". Vale que él no habla de nacionalidades o política o nada de eso, sino de la paternidad, pero creo que es bastante significativo. ¿No podría ser, por tanto, el amor la última patria del hombre, su verdadero país? Y no creáis que éstas son frases inconexas, pues tal y como le decía a mi amigo, se produce un hecho muy curioso cuando alguien se encuentra en un país extraño: se vuelve patriótico. Me pasó a mí y a todos los erasmus de la historia, claro que a cada cual, a su modo. Yo tuve la suerte de compartir Erasmus y día a día con unos amigos vascos, de modo que traté con ellos a menudo estos conceptos. Estuve de Erasmus en Gales. No me habré visto ningún partido de la selección de fútbol, de acuerdo, pero me he llegado a emocionar con partidos de rugby donde uno de los participantes era Gales. Y siempre que hablo de Gales se me llena el pecho y me siento orgulloso, y supongo que eso es lo más parecido que he sentido al patriotismo.



¿Cuál es la diferencia? ¿Soy un mal español? No, sencillamente todo desemboca en lo mismo: amor. O pasión. Puedo sentirme más granaíno que belmoralense o más galés que español en según qué cosas, todo ello debido a que igual he sido más feliz en esos lugares, a que me he sentido más motivado, más lleno, más todo. Porque mi país, mi patria está donde estén los míos. Y por eso creo que deberíamos abolir ese sentimiento patriótico que nos imponen con nacer en un sitio, con que tu padre sea del Barça y tu abuelo también, o llevado a extremos absurdos, creo que debería ser perfectamente lícito que alguien que escuche Pink Floyd pueda también escuchar Lady Gaga sin que nadie le cante las cuarenta. Porque eso, al fin y al cabo, es imponer fronteras. Y bueno, os aseguro que todo esto entronca con el ejemplo que os quería poner sobre Estados Unidos, aunque otro día, que aquí aún hay mucho pescado que vender. Pero un adelanto sería básicamente que todos deberíamos ser libres para decidir qué hacer con nuestras vidas y con quién hacerlo. He dicho.

4 comentarios:

  1. Amén. Anoche precisamente veía por la tele a una Bielorrusa vestida de fallera, xk la mujer ha descubierto que se siente Valenciana por encima de todo. O mi ex que se va a vivir al Congo, xk lleva 10 años intentado asumir (y poner en práctica) que su sitio en este mundo es África.
    ¿De donde somos en realidad? creo que, como tú dices, ese pasaporte "pasional, vocacional, amor" es el único que cuenta.

    Con respecto al futbol, lo mismo digo: Yo soy del Barça, todo lo demás es forzar la mákina. Por eso el mundial no me pone nada: pk toda la vida he ido con Alemania, pero me callo pork no tengo ganas de dar explicaciones. Aunque el 90% de las causas de esta identificación sean deportivas.

    Tu no eres mal Español, eres Galés yo de una pequeña isla del mediterráneo, vivo con uno que dice que es Romano...a ver si al final va a ser que lo de la identidad "Planeta tierra /sistema solar" es lo más práctico :P

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  2. Al menos el rugby representa un entretenimiento violento unico. El futbol soccer, por otra parte, es de lo peor. Esteril. Aun no logro entender la pasion por semejante simpleza como eso. Menos aun, que hasta exista el MUNDIAL.

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  3. La verdad es que el sentimiento patriótico tampoco lo tengo muy desarrollado. Y menos en un país tan mal llevado como es éste. Pero confieso que me entusiasma, por ejemplo, el Mundial (y solo los partidos que juega España).

    El fútbol no es algo que me llame la atención, salvo finales importantes y esto. Pero no soy de seguir cada semana ligas ni nada. De hecho me aburre.

    Pero negar la importancia de un evento como éste, me parece absurdo. Creo que muchas veces pensamos demasiado y no nos dejamos llevar. Yo lo disfruto no por España, que también, sino por estar con amigos, familia, tomarse unas cervezas y vivir la emoción de ganar o no.

    Nada más.

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  4. Yo he echado muchas pestes sobre España y ha sido irme a USA y echarla de mens como nunca, haha.
    Dicen que las comparaciones son odiosas, así que paso de hacer ninguna.
    Supongo que hay culturas que cuesta más asimiar o que directamente no se quieren asimilar porque sabes que no perteneces allí.
    Entiendo ese sentimiento porque me pasó a mi con Alemania, y se me llena la boca cada vez que hablo de ello (y en menor medida cuando hablo de California o incluso de Minnesota!)...

    Por cierto: Porque mi país, mi patria está donde estén los míos.

    Eso lo has copiado de una canción de LODVG (xD)

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