9 de noviembre de 2011

Por qué voy a votar en estas elecciones

Tengo veinticuatro años. Hasta hace unos años, la política me la sudaba. De hecho, era algo que, como principio perteneciente a los adultos, no me quitaba el sueño. He tenido la ocasión de votar en cuatro o cinco ocasiones: a nivel municipal, regional y nacional. Creo que votar, he votado sólo cuatro.
Antes para mí no existían ideologías: no me interesaban conceptos como derecha e izquierda, anarquía, globalización... al final, todo va unido. Sí es cierto que me han interesado las utopías y ciertas autarquías sin reconocerlas, sin saber que se trataban de esto. Cuando era joven, me bastaba la comodidad económica, como le sucede a la generación que nos precede, gente que ha pasado hambre o cualquier otra necesidad. La gente sólo quiere estabilidad.
Yo quiero derechos. Probablemente, durante mi cómoda infancia y más tierna adolescencia me habría dejado llevar por la corriente y habría contribuido a esa victoria insultante del Partido Popular en 1996. No obstante, en cuanto entró el PSOE con Zapatero en el Gobierno y me di cuenta de las mejoras y propuestas en materia social, pensé que tal vez era ésa la opción correcta. Una vez más, bastaba con dejarse llevar por la corriente.
Ahora ha cambiado el escenario. Estoy indignado. Ha quedado claro que PP y PSOE son dos caras de una misma moneda, que son la derecha y la extrema derecha, que no, que no, que no nos representan. Ha quedado claro que el bipartidismo no le hace ningún bien a España, que la mafia política que controlan sendos partidos no hace más que reducir la auténtica representación de los ciudadanos. Por eso medito mi voto. Puedo presumir de no haber votado nunca a PP ni a PSOE, y aseguro que he votado opciones muy diversas.
Soy de izquierdas. No creo que esto suponga una sorpresa para nadie. También es verdad que con los años me he radicalizado. Quiero política social que mire al ciudadano, y para el bienestar social se precisa una economía solvente. Huir de la supremacía de los mercados a toda costa. Revalorizar libertades individuales. Apostar por el potencial español: I+D, educación pública, becas, inserción laboral... Una justicia fuerte. Una economía justa. Un futuro luminoso.
Nos queda sólo una cosa: dar la espalda al sistema que venimos alimentando desde el comienzo de nuestra democracia. Ahora que la derecha más radical se crece por la proliferación de medios extremistas, lo lógico sería dar la espalda a aquellos que se enorgullecen de un pasado de muerte y miseria. Tampoco sería apto votar a quienes han llevado al país a la peor situación económica de su historia. Hay, pues, que buscar alternativas. ¿Las hay? Las hay. Yo soy más excéptico que nadie con la clase política española así, en general. Pero señores, me niego a perder mi derecho.
Por eso este año votaré con las entrañas, votaré como si de veras creyera en el partido al que entrego mis sueños y mi voto. Si en España como, por ejemplo, en Francia existiera la doble vuelta electoral, al menos la gente se prestaría a votar en primer lugar al partido que les representa para más adelante decantarse entre las dos opciones más seguidas. Lo que no se puede permitir es votar a uno para que no gane el otro, que es lo que va a hacer mucha, demasiada gente el 20 de este mes.
Vota con las entrañas. Vota a quien crees que te representa, porque si el partido está perdido de entrada, al menos sé honesto contigo mismo. Si estás indignado, demuéstralo de verdad en las urnas. No pienses que tu voto no valdrá para nada, porque cada voto cuenta. Tal vez un día se cambiará la ley electoral y verdaderamente el voto de todos los españoles valdrá lo mismo; mientras tanto, votemos de verdad. Ese día puede estar más cerca.

2 comentarios:

  1. Precisamente, por no votar, puedo hablar:

    http://antoniogarciatrevijano.com/2011/08/04/lo-que-se-vota/

    ResponderEliminar
  2. Ya tenía claro que iba a votar, pero... sigo sin saber a quien.

    Valora en upnews.es: Tengo veinticuatro años. Hasta hace unos años, la política me la sudaba. De hecho, era algo que, como principio perteneciente a los adulto...

    ResponderEliminar