22 de noviembre de 2013

Lisboa: semana 2

Lisboa es sucia y decadente, y las calles de adoquines están llenas de adoquines sueltos por todas partes. Lisboa es, a fin de cuentas, preciosa. Por otro lado es una ciudad en relieve, construida sobre dos colinas y a pies de la desembocadura del río Tajo (aquí Tejo), un pseudomar hermoso y nostálgico. Lisboa está llena de Historia y de historias, sus estaciones de metro son enormes y hermosas, la gente es agradable y tranquila (en clara oposición a Madrid). Lisboa es una capital de Estado que ha olvidado su título nobiliario. Lisboa tiene una de las gastronomías más ricas y suculentas no ya de Europa, sino de todo el mundo.

Ya soy de aquí, creo. Ya vivo en la ciudad en todos los sentidos. Ya cojo el metro, ya me muevo por aquí o por allí, que me conozco las calles y los locales, sí. Conozco dónde comer, dónde salir, dónde ir a conciertos o a recitales de poesía. En Lisboa también hay manifestaciones, se manifiesta la policía y hace mucho ruido, y es que yo tengo a la vuelta de la esquina el Parlamento, de modo que me entero de estas cosas.

He comido pastéis de nata, aunque no he ido aún a Belém. Tampoco he probado el cocido portugués, aunque lo comeré el miércoles. Sí he probado la cerveza de aquí (en mi mesita de noche hay una botella de Sagres).

Me voy a apuntar a un curso de portugués, creo, porque estoy pelao, es decir, de momento ni papa, pero me apaño entre el español y el inglés. Conozco gente interesante. Ya sabéis, una gente te lleva a otra, otra a otra y al final empiezas a tener planes a diario. Ya tengo a unos cuantos Erasmus españoles en Lisboa para hacer planes, aunque no sea mi plan inicial, valga la redundancia. En mi segunda semana en Lisboa ha sido mi primera noche de dormir fuera de casa, me siento adolescente.

Escribo. La novela infantil avanza, estoy feliz con ello. Dentro de poco comenzarán las primeras visitas a la ciudad y a mí. Las espero ansioso. El 19 de diciembre vuelvo en tren a Madrid tras toda una noche de viaje. Fascinante.

Más cosas portuguesas... he ido a la feria del libro antiguo, me pienso comprar A morte de Ricardo Breis en portugués para leerla tranquilamente. Una noche fui con unos amigos a escuchar algo de fado por Alfama, en Fora de Moda, y otra noche a un concierto rockabily en Bacalhoeiro. Por cierto!! Mi calle es super alternativa, jajaja!!

Mientras tanto, en casa, los cachorros de Blanquita siguen creciendo fuertes y hermosos.

Aún no he salido con la cámara ningún día, espero resolverlo esta semana :)

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