Mundo hijoputa

El mundo a veces es un poco (por no decir demasiado) hijoputa. Porque tú ya tienes tus ideas en la cabeza, y entonces llega y te sorprende, pero tú no eres capaz de albergar tantos cambios y acabas sintiéndote idiota a la vez que culpable por cerrarte en banda a algo que no es como quieres creer.
_______Ayer, domingo 19 de agosto, fue el comienzo de las fiestas de Bélmez de la Moraleda, lo que viene siendo mi pueblo. A mí no me gustan las ferias. Como ayer le decía a JP, creo que con el tiempo me voy dando cuenta de que no me gustan los sitios donde hay mucha gente. Lo mismo es porque me siento pequeño y algo vulnerable, o no porque lo sienta, sino porque lo soy. Y porque siempre me ha dado miedo que dejarme arrastrar por la corriente acabe ahogándome en una fosa séptica llena de mierda.
_______A las 11 de la noche estábamos en mi casa mi hermano pequeño y yo. Mis padres ya habían salido. Me sentí bastante mal por estar ahí, como incomprendido y aislado de un sitio donde me hace falta un clavo al que aferrarme, y la idea de quedarme la noche en casa me pareció incluso aberrante. Por eso convencí a mi hermano para que se cambiara e ir al Castillo. Yo, que estoy compuesto por un 11% de mala leche, tenía en mente reírme de la banda de música (antes tocaba en ella... antes de que degenerara) durante los fuegos artificiales, y lo cierto es que dieron algunos motivos para criticarla; que quede claro, yo soy un trompetista bastante mediocre, dicho sea de paso. Pero acabó el Castillo y lo último que tenía que arder era una rueda de esas de pólvora y fuego muy vistosas y llena de significado, porque al quemarse alguna cuerda se desenrollaba una especie de lienzo con la imagen del patrón de mi pueblo. ¿Qué pasó? Que el viento empezó a soplar, el cuadro volando de aquí para allá y empezó a quemarse por los bordes. Mi hermano y yo descojonándonos, ya he dicho que somos bastante cabrones si queremos, y cuando se hizo la traca final ya nadie le prestaba atención a las formas en el cielo, sino a uno de los pirotécnicos mientras pisaba la imagen para apagarla... lalala...
_______Después nos fuimos rápido al parque, donde es la verbena, pero de camino, en un pub que hay justo encima del escenario imporvisado, estaban unos primos y nos invitaron a echarnos algo. Vodka-lima, no falla. Nos quedamos ahí porque a continuación era el pregón de las fiestas a cargo de la señorita ex Miss España Vania Millán, prima segunda del alcalde xDDD Esto tuvo su cachondeíto, claro, como uno que va y suelta:
_______-Voy a decirle que soy del Madrí, a ver si me hace algún favorcillo.
_______Burradas más grandes se han dicho, claro. Nada, el pregón muchas sonrisas, risas y agradecimientos. Críticas por parte del sector femenino y halagos por parte del masculino. Tras esto pasé a darme una vuelta por la feria, que es mi pueblo lleno de cacharros que obstaculizan el tráfico, que Bélmez es pequeño, y en estas estaba, pensando en irme a la cama, cuando me encontré con una chica a la que no veía desde hacía un año. Me dijo que se iba de botellón, que si me iba, y pensé: qué coño, vamos!, y allí que me fui por cambiar de aire. A las afueras del pueblo, donde se hace el botellón, empecé a encontrar a gente a la que hacía mucho que no veía. A algunos un año, a otros más... la mayoría de las veces en las que he estado de botellón en Bélmez ha sido en fiestas, puentes y vacaciones, porque hay más gente a la que encontrarte y conocer.
_______Yo bebo y no se me sube, pero a la gente que me rodea se le suele subir. Eso es un punto a mi favor, porque esa gente se dirige a mí sin cortarse, lo mismo ni recordarán al día lo que hablaron conmigo, pero yo lo recuerdo al dedillo. Cuando bebo soy más serio y me concentro muchísimo más en las cosas. Un día intentaré pillarme una mierda y ponerme a escribir... Pues nada, gente con la que no he cruzado una palabra en años habló largo y tendido conmigo. Volví a explicar una y mil veces lo que estudio, dónde y con quién vivo, que me voy de Erasmus, que no tengo novia, que sí, que estoy bastante cambiado...
_______La noche se alargó tras el botellón, pub, churros con chocolate, verbena rockera (yeah!) hasta las 7, cuando decidí que lo de la vaquilla era demasiado para mí. Entonces caí en la cama con más copas en el cuerpo que dedos tengo en una mano, aunque menos que en dos, y me dormí con una sensación extraña en el estómago. Ésa de Mira que eres cabrón, porque por mucho que me empeñe en no ver las cualidades de este lugar perdido de la mano de dios, de vez en cuando las encuentro y me golpean con tanta fuerza que me llenan la cabeza de LU-CI-DEZ.
Mundo cabrón. Mundo hijoputa.


Me despierto a las 4 y cuarto. Tengo resaca.