27 de noviembre de 2010

Miedo

Tiene el miedo un desarrollo irreverente.
Nacemos junto al miedo
a morir en el parto, a un dedo de más,
a ser el más feo de las incubadoras.
El miedo a la noche y su galería de
                                      monstruos,
a los deseos incumplidos, a la esperanza desmedida,
al deseo no correspondido.
Miedo a una posible descendencia que nos
                                               borre del mapa.
Miedo a una plancha, a los colores chillones,
a un resfriado, al tiempo fugaz,
a la derrota, al desempleo.
Miedo al orgasmo, al mórgamo, a la religión,
a un Dios invisible y al hombre distinto.
Miedo al miedo.
Miedo a ella. A él. A ellos.
Yo he hallado el remedio fugaz contra el miedo.
Reposa en mi mesita: dos comprimidos de cianuro.
Pequeños. Inadvertibles.
Ahí llevan diez años.

3 comentarios:

  1. Me haré con dos también para la mesita del nuevo piso :)

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  2. Escribe. escribe. escribe.
    Es un remedio eficaz contra el pánico hacia uno mismo. Como cuando ordenas los cientos de libros de la estantería por colores. por tamaños. Por orden alfabético. Como cuando te cortas el pelo y te lo tiñes de rosa chicle. Para ordenar lo que no puedes tocar con las manos.

    Escribe. Quiero leerte.

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