9 de octubre de 2011

Recortes en educación, sanidad y cultura

Ese país de pandereta



Spain is different. Aquí casi nadie habla inglés, pero todos repiten la frasecita de marras y se vanaglorian. España, país de extremos y contradicciones. Estamos de mierda hasta arriba, cierto, pero no nos preocupemos: la crisis no es para tanto.


¿Qué crisis vivimos? Según Rouco, una crisis de valores. Y digo yo: sin tan mal estamos, ¿por qué no redistribuimos el dinero? ¿Por qué no dejamos de dar privilegios a la banca y a los ricos? ¿Por qué invertimos barbaridades en Defensa cuando no tenemos de qué defendernos? ¿Por qué permitimos los sueldos astronómicos de los políticos? ¿Por qué sus sueldos vitalicios? ¿Por qué pagamos a senadores que en toda una legislatura no se dignan a asistir a su lugar de trabajo ni  a abrir la boca en cuatro años?


Y sin embargo, tomamos decisiones. Despedimos profesores y cerramos hospitales. Ahí, con dos cojones. Recortemos en Sanidad y Educación. Y en Cultura, dónde vamos a parar. Me entero de que el Ministerio de Cultura, instaurado desde 1977, tiene los días contados. Porque, claro está, la cultura de un país no es relevante. Gastemos en cosas inútiles, pero no defendamos la seña identitaria de un país. Y es gracioso, veréis, es gracioso esto, porque los políticos, abanderados de sentimiento nacional, de la importancia de un país, de un idioma, de una cultura, dan de lado a su idiosincrasia, a su razón de ser, a sus consecuencias.

Yo escribo por necesidad. Sí, necesito escribir. Podrá gustar más o menos lo que escribo, pero de lo que no tengo duda es de que, como español nacido aquí, madurado en un sistema educativo imperfecto, pero nuestro, soy una consecuencia de las decisiones de aquellos que ahora deciden prescindir de los valores humanos: deniegan becas, recortan en profesorado, ofrecen un sistema sanitario insuficiente con médicos y enfermeros profesionales sin opción de trabajar. Nos encontramos con la generación de españoles mejor formada, y les abrimos la puerta a la fuga de cerebros (sí, esto me huele casi a exilio).

Aún hay gente sensata. Los organizadores de Eutopía, por ejemplo, un Festival cultural que se organiza cada septiembre en Córdoba, se aprietan el cinturón, cambian las reglas del juego, apuestan por proyecciones cinematográficas, por el tú a tú entre el artista y la gente, por reducir los grandes nombres de sus carteles de concierto, y sin embargo el festival no se resiente. Porque si tenemos que colaborar para que la cultura no pase cultura, se puede colaborar. Recordemos que toda actividad cultural nos abre a Europa y al mundo. Entretanto, se cancelan premios literarios, la prestigiosa Semana Negra de Gijón pende de un hilo, festivales de cine no verán la luz el año que viene... Y seguirán los gobiernos comprando tanques y helicópteros, y nombrando cargos y más cargos políticos y dando de lado a los verdaderos afectados. Dejad que sean los profesores quienes planifiquen las leyes educativas y tomen las decisiones concernientes a nuestra formación, dejad que los médicos hablen y nos cuenten qué necesitan para seguir salvando nuestras vidas, dejad que los artistas se expresen en libertad... Dejad de ser auténticos capullos.

Pues nada, sigamos poniendo excusas para lo inexcusable, sigamos haciendo callar al pueblo, gobernando en su contra, silenciando lo evidente, provocando revoluciones de indignados. Sigamos haciendo de España un país de pandereta.

1 comentario:

  1. BRAVO, BRAVO, BRAVO.
    Muy bien dicho, señorito.

    Claro que les conviene cerrar el Ministerio de Cultura antes que por ejemplo el de Defensa. Aprender, enriquecerse y ser más sabios no es una opción en este país. Nos quieren tontos.

    :)

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