16 de agosto de 2012

Hijos de puta, ahora dadme un trabajo


Me vendisteis la moto, hice lo que me habíais pedido una y otra vez. Saqué sobresaliente toda mi vida. Sacrifiqué mi vida social por la académica. Estudié una carrera con salidas, Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada (para más inri, aquel año fue la nota de corte más alta de todas las carreras de toda España). La fui aprobando con más pena que gloria de manera constante, una estancia en un país de habla inglesa mediante (Gales, en concreto Swansea). Entretanto, comencé a colaborar con diversos medios digitales en la redacción de contenidos como artículos, reseñas, etc., todo ello de forma voluntaria. Terminé la carrera con un notable de media. En el camino había hecho amigos de mil países, de mil visiones del mundo, de mil culturas. Eso me curó mucho, me desprejuició por completo y me libró de la necesidad de pertenecer a nuestro bendito país, es decir, me quitó el miedo a vivir en otra parte, lejos de mi familia y amigos. Me curó del patriotismo.
Me dio por escribir porque amaba leer. Formé parte de numerosas comunidades de escritores en Internet, desde Atramentum a El Cuentacuentos, maravillosa práctica literaria para perder el pudor a mostrarse en público. Gané premios comarcales, locales, regionales y nacionales. Comencé con la fotografía por pura intuición, y vi que me gustaba y podía hacer cosas bonitas. Siempre se me dio bien el arte. La cuestión es que con 22 años publiqué La traición de Wendy, mi primera novela, avalada por el Premio Andalucía Joven concedido por el Instituto Andaluz de la Juventud.
Por abrir mis perspectivas de futuro cometí un error al matricularme en el máster que tenía más a mano, el Máster de Profesorado, porque era público y podía cursarlo gracias a la beca del Ministerio. Durante mi máster, por aquello de no conformarme y aportar algo distinto, opté por hacer algo de investigación para mi trabajo de fin de máster en lugar de la típica programación que suelen hacer todos los alumnos. Dado que mi experiencia como investigador era prácticamente nula, comencé a leer papers y a investigar en webs de otras universidades, a escribir a responsables de otras partes del mundo, a buscar artículos que tuvieran relación con la literatura juvenil y la motivación, mis dos grandes líneas de trabajo. Obtuve un 9,5 tras la defensa y aproveché las prácticas como profesor de inglés en el IES Generalife de Granada. Descubrí que, a pesar del error que supone el curso en forma y fondo, tal vez me gustaba aquello de dar clase a chavales. Con todo, seguía escribiendo.
Solicité, nada más terminar mi formación, una beca en la histórica Residencia de Estudiantes de Madrid para desarrollar un amplio proyecto literario. Durante todo ese tiempo no dejé las clases particulares de inglés y lengua española, trabajé en la escuela de verano de mi pueblo. Fue seleccionado para entrar en la Residencia durante el curso 2011-2012, y aquí he desarrollado mi proyecto, he proseguido con las clases particulares y he ganado nuevos premios literarios. He terminado cuatro libros, uno de los cuales está a punto de ser publicado.
No sólo me he dedicado a los libros, a empollar y escribir y leer, no. Sé lo que es el trabajo físico, sé lo que es madrugar para trabajar en el campo. He trabajado muchos años en la campaña de la aceituna y he pasado veranos enteros echando una mano a mis padres en su taller de confección. Eso no aparece en mi currículum, pero es una experiencia imposible de obviar.
Ahora resulta que busco trabajo como profesor y me dicen en todas las academias que contratan a profesores nativos. Si esto era así, ¿por qué cojones seguís formando a gente que no va a tener opción de dedicarse a ello? ¿Acaso van a convocar oposiciones para profesores de la pública? ¿Por qué me ofrecéis un máster que no me lleva a ninguna parte? ¿Por qué cuando trato de buscar editoriales donde trabajar como traductor y/o corrector me dicen que gracias, pero la situación no permite la contratación? Si cierran empresas y empresas, ¿cómo los jóvenes como yo van a poder trabajar?
Tengo 25 años, una licenciatura y un máster. Tengo experiencia laboral, aptitudes artísticas. He demostrado ser inconformista, curioso y dispuesto a arriesgarlo todo por un puesto de trabajo. No obstante, me siento frustrado cuando veo que al final tendré que solicitar un puto puesto como profesor de español en un instituto de Malasia. Si ésta era la juventud nini, la juventud perdida, la juventud sin futuro, ¿qué? ¿Qué nos queda? Porque a mí, que llevo fuera desde los 18, volver a estas alturas a casa me parece un fracaso, y no es sólo mi fracaso, sino de vosotros, que me dijisteis estudia, Jose, hazlo así, tendrás un puesto de trabajo y la opción de elegir tu futuro. Este fracaso es el fracaso de un país que manda a sus jóvenes al extranjero para librarse de cifras de paro, un país que ha invertido miles de millones en formación para luego malgastarla, un país del que hay días, no hay duda, en que uno siente vergüenza.
     Sólo quiero trabajar.

17 comentarios:

  1. Fantástico. Ojalá llegue a alguien que le trastorne el sueño al menos una noche.

    ResponderEliminar
  2. La verdad Jose es que el calificativo que los descalifica no puede ser otra que el de hijos de puta. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Es muy triste pero todo lo que no sea ingeniería no es una carrera con salidas. Enhorabuena por todo lo conseguido y ánimo para seguir adelante.

    ResponderEliminar
  4. ¿No se te ha ocurrido intentar montar tu propia academia? Se te ve un chaval con mucha iniciativa, seguro que puedes superar esos escollos iniciales y sacarla adelante. ¡Animo!

    ResponderEliminar
  5. Si eso, monta tu propia academia y observa como las zancadillas se suceden hasta minar tu moral y mandarlo todo a la mierda. Los siento, pero la solución está en el éxodo.

    ResponderEliminar
  6. Yo cuando no tengo nada más que decir siempre digo: Y punto.
    Si es que tienes toda la razón, llevo hablando de eso con mis amigas todo el verano. Y ahora que tengo mi máster, ¿qué hago? Porque ya sé que nadie me va a contratar... ¿qué cojones se supone que puedo hacer?
    Y punto.
    Scry

    ResponderEliminar
  7. 100% identificada contigo... ¿Y que me decís de la típica frase: "Necesaria experiencia mínima de X años"? Si nadie se dispone a poner un poco de confianza en nosotros inexpertos jamás llegaremos a la esperada experiencia exigida...

    ResponderEliminar
  8. Estoy de acuerdo contigo. Yo tuve la misma situación, ya que estudié traducción. Ahí, claro está, todos íbamos para intérpretes de la ONU. Un futuro de puta madre. Todo es una mierda. TODO ES UNA FARSA. Y los empresarios son unos cabrones. Yo me he tenido que ir fuera a hacer otras cosas, después de trabajar en una puta caja de ahorros en la que me contrataron por hablar ruso y me mandaron al quinto coño, y luego me despidieron por negarme a vender productos de mierda a gente engañada. Y las agencias de traducción... es que no tiene nombre, enviando "pruebas de traducción" que no son más que trabajo gratis sin recibir ni una puta respuesta. Vándalos y más vándalos. Te apoyo al 100%. Tira p'alante y aguanta, que toda esta basura pasará tarde o temprano. Y si no, que les den por culo. Y enhorabuena por tus libros. Espero encontrarlos y poder leerlos.

    ResponderEliminar
  9. Lo cierto es que no puedo estar más de acuerdo contigo. En mi caso, debido a un problema familiar y a determinados condicionantes, me quedé sin matrícula para renovar, perdiendo la opción a beca. Intenté conseguir un trabajo para poder continuar estudiando pero todo resultó en un trabajo de un mes en una secretaría y luego otro mes limpiando esas mismas oficinas por un 90% menos del sueldo anterior.

    Así que sí, es cierto que en este país no saben lo que tienen, lo que forman y lo que podrían conseguir dándole trabajo a la gente que realmente quiere dedicarse al noble arte de trabajar. (Algo que, por cierto, es un derecho, no un gusto). Así que ánimo, de todos modos, has dicho que te has curado de la enfermedad llamada patriotismo. Muchos de los que llevamos aquí encerrados en este pozo también nos ha pasado algo similar, pero a diferencia de ti, no podemos salir más allá de nuestro pequeño rinconcito porque no tenemos los medios ni los conocimientos necesarios.

    Quédate fuera, seguramente allí te tratarán mejor de lo que aquí te van a tratar. De eso estoy muy segura.

    ResponderEliminar
  10. Pues como se enteren en el instituto de Malasia cómo descalificas el trabajo que te han ofrecido, no creo que les siente muy bien. Yo de ti no me quejaría tanto, que con 25 años irte a trabajar a Asia es todo una experiencia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hombre, ya me gustaría tener la ocasión de quejarme, pero como digo sólo la he solicitado, no es que me hayan concedido nada. El problema aquí es tener que acabar volviendo a casa de tus padres porque no tienes otra, eso es lo jodido. Saludos!

      Eliminar
  11. Me llega al alma, la suerte es que son pocos hijos de puta y muchisimos los que cada vez nos damos cuenta que somos los puteados, por suerte cada vez falta menos para que tanta gente tan bien preparada se ponga de acuerdo para:
    1º quitarles las herramientas que tienen, y
    2º con toda esa inteligencia que tiene el resto crear un nuevo sistema para este siglo XXI, ni se imaginan la que les viene encima: inteligencia, cabreo y medios de comunicacion que se les escapan de las manos; esto les durara poco
    ¡si puedes aguantar no te marches!

    Piensa que cada dia somos mas, los que estamos esperando el momento adecuado

    ResponderEliminar
  12. KUANTA RAZÓN!!! - Este fracaso es el fracaso de un país que manda a sus jóvenes al extranjero para librarse de cifras de paro, un país que ha invertido miles de millones en formación para luego malgastarla, un país del que hay días, no hay duda, en que uno siente vergüenza. - Jose Alberto Arias Pereira.

    ResponderEliminar
  13. Lo triste es que aun crees que si no es tu pais quien te saque las castañas del fuego, nadie lo hara.

    Les creiste y te mintieron. A ti y a todos.

    Es hora de tomar cartas en el asunto, explicaselo, el 25S, sal a la calle.

    ResponderEliminar
  14. Totalmente de acuerdo contigo. El tema de la contratación de nativos es realmente un drama. Yo no he estudiado una carrera relacionada con los idiomas (me decanté por la economía) aunque como lo que me gusta son las letras me saqué la titulación para poder ser profesora en el ámbito privado. ¿Problema? El mismo que tú: el 99% de los anuncios para trabajar en academias ponen como requisito indispensable "native speaker". Y me he hecho muchas veces la misma pregunta que tú: ¿por qué permitís que gente como yo (no nativos) cursen la formación para ser docentes si, después, las empresas les van a dar con la puerta en las narices porque quieren profesores nativos (aunque no tengan ni idea de gramática ni de técnicas docentes)? En fin... Te han dicho por aquí que te montes tu propia academia. Esto me lo dicen a mí a diario. Y no es tan fácil. Primero, por el tema de la financiación. Y después, que para llevar una academia se necesita tener la formación para hacerlo con solvencia (vamos, que necesitas el título DoS o equivalente). De hecho, en España, uno de los problemas que tenemos es que llega cualquier nativo sin tener ni idea de gestión académica o de enseñanza de idiomas y te monta una academia de la noche a la mañana porque sabe que aquí nos pirra lo nativo (bueno o malo, pero nativo). Mucha suerte, compañero.

    ResponderEliminar
  15. Menuda vanda de vagos menos llorar y menos empollar y ensuciaros las manos currando de verdad.No dais puta pena ninguna que os creeis otros todo el tiempo que os aveis pegao empollando nos lo hemos dejao rompiendonos los huevos y total para acabar igual sin curro y rotos fisicamente y que lloronas si estariais en algun despacho os ivais a acordar una m.........

    ResponderEliminar