21 de enero de 2021

Un año después

Uno casi deja de contar los días.

Despierto aún de noche, antes de las 7 de la mañana, me he dormido tras cortar el despertador. Duermo solo, me digo y despierto con prisas para arrancar la sexta jornada laboral consecutiva con esa promesa de falso viernes.

Un año después, la vida es tan surealista que me tiene en una especie de calma chicha. Un trabajo absurdo, malas noticias, la incertidumbre en el horizonte, un Apocalipsis fuera de mi ventana. Es como un sueño hecho realidad, la verdad sea dicha. Todo se ha detenido desde hace un año, salvo yo, que me he dejado llevar por la corriente. Vivir en una pandemia sin fecha de caducidad me ha reconciliado con los días, aunque me ha traído una piedra más, otro lazo al cuello de la precariedad.

Recordemos cómo y dónde comenzó esto. 2007, Granada, una llamada de teléfono, una clase de alemán a la vuelta de la esquina. Ese Jose que vivía el despertar de la vida y al que le pudo enseguida la nostalgia, aquel Jose para quien toda la vida giraba en torno a la literatura. Libros que llegarían, libros que llegaban, una erasmus, la juventud, el primer amor equivocado. Este año he intercambiado cartas con María Luisa, a quien debería escribir en mis próximos días de descanso de nuevo. Su voz fue la que dio la señal de salida a todo esto.

Hoy despierto de noche, insisto, lleno de propósitos literarios. Estoy en un marasmo de cuentos nuevos para distintas convocatorias, y me he dicho que este año trataré de encontrarle casa a los Dinos de nuevo. Los he abandonado y me he abandonado en el proceso. No ha habido este enero escapada a Londres que pudiera acallar la densidad de los días. Ni siquiera una escapada a otro barrio de Lisboa, vivo confinado desde la semana pasada como el resto del país, pero parece que soy el único que lo lleva a rajatabla...

Mis planes para este año son: ponerme con la novela en serio para poder participar en convocatorias de premios para jóvenes escritores (me quedan dos años), y conseguir una publicación seria. Del mismo modo, tentar a editoriales, tal vez montar un buen libro de relatos ya que últimamente he compuesto varios a la altura. De aquí a un año me gustaría amanecer tranquilo, con mejores perspectivas laborales, con un finde en Londres u Oporto, no le pido tanto a la vida. Aprender a ser feliz con menos.

Seguir vivo.

Como hace unos años os dejé un disco de Tulsa, hoy os traigo esto que me tiene obsesionado. Z. me trae recuerdos de aquel 2007, del año del descubrimiento: 

https://open.spotify.com/track/5Wo5vynGiUDG4nWJYJsZ5y


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