21 de enero de 2023

Un año después

 Despierto temprano, molesto por las ganas de mear. Ya más de dos años de lucha contra mi próstata y vejiga y cero avances. Vuelvo a la cama nervioso por la organización del día que se me viene encima. Miro un rato el móvil  y decido quedarme un rato más en la cama.

Despierto con Truman entre las piernas. Finalmente me levanto. Anoche acabé al fin Ordesa de Vilas. Le doy tres estrellas de cinco, me deja frío. Hace un año ya despertaba en esta cama de esta casa que aún no siento como un hogar. 

Considero que en estos doce meses he dado pequeños pasos hacia una vida mejor, pero no termina de llegar. He ascendido en la empresa, algo que -para sorpresa de nadie- no me ha hecho más feliz, aunque creo que en el fondo sí. También, sobre todo en los últimos meses, he decidido retomar la lectura y la escritura con mayor método.

La ansiedad me acecha desde fin de año y, por primera vez desde que recuerdo, no hay día que no la sienta. Sobrevivo a base de lorazepams. 

No, no publico, no gano premios literarios, pero he terminado una novela infantil y ya le estoy buscando hogar. También avanzo con la otra novela en la que trabajo. El objetivo es acabarla este año y empezar a moverla igual. Tengo, por otra parte, ya el germen de un nuevo libro que tomará el testigo de estos y mi regreso al terror puro. Además, ayer me puse en contacto con un editor para cositas. Lejos quedan los laureles de hace diez años, pero esta maratón no para nunca. Creo en mi persistencia como único instrumento de supervivencia.

No paso mis mejores momentos a nivel anímica, pero estoy identificando lo que me entristece tanto y tal vez sea el momento de actuar y no plantearme sueños de aquí a un año. No quiero que sean los días quienes decidan por mí. Quiero que cuando despierte este día de 2024 la vida sea más cómoda, más fácil, más tranquila.


a volarlo todo

No hay comentarios:

Publicar un comentario