La otra vida nocturna

Esto lo escribí ayer por la noche, aunque en un principio tenía pensamientos de ir directo a la cama...

Empiezo a pensar que hay personas a las que les ocurren muchas cosas y otras a las que no les pasa nada: o puede ser que a mí me pasan pocas cosas pero las convierto en algo grande a fuerza de exagerar. La cuestión es que cuando la noche no parecía poder dar más de sí, hele aquí que me sorprende mi propia vida.
______ Veamos, a mí no me da miedo quedarme solo en mi piso o en casa. Digo esto porque sé de gente que no podría quedarse sola en su casa ni loca. Lo que me pasa a mí va más allá: me entristece quedarme solo en casa porque al verme tan solo, tan aburrido, sin nada que hacer, acabo por sentirme solo en el mundo. Sí, en ocasiones me paso de melodramático, pero es así. Y diréis: “tío, que no es pa tanto y todos nos hemos quedado más de una noche solos en casa”. Ya, lo sé, pero es que en esta ocasión desde esta misma tarde estaba pensando que me esperaba una noche a solas en mi piso. Luego me ha dado por imaginar que de haber sido el año pasado, probablemente habría acudido a Juanpe (que estaba día sí y día también en mi piso) o a Belén, que estaba a cincuenta metros escasos. Pero este año no.
______ Por eso cuando me ha llamado Julieta y un poco más tarde Juanpe se ha dado una de esas extrañas circunstancias en que lo necesitas, y sientes que por cualquier tipo de casualidad la Erasmus ha salido un viernes por la noche a las 11 de la noche para que tú pudieras hablar con alguien y saber que no estás solo en este mundo.

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______Bueno, todo esto venía a que os iba a contar lo que me ha pasado. He dicho que no me da miedo estar solo en casa, pero es que he empezado a oír ladridos justo cuando iba a lavarme los dientes pata acostarme (ahora que me doy cuenta, no me los he lavado :S). Me ha extrañado porque sonaban muy AQUÍ, casi dentro del piso hasta el punto de que me he visto gateando por el piso para ver si algún perrito se había colado debajo de una cama (no preguntéis por qué me he planteado dicha teoría). Bueno, pues aunque estoy algo loco, no estoy pa psiquiatra y llevaba razón. Había un perrito, pero junto al otro lado de la puerta del piso, en el rellano. Un fox terrier pequeño, tembloroso y lanzando pequeños ladriditos de miedo que me han robado parte del alma. Me ha extrañado mucho, porque ésta no es la raza de un perro callejero. He ido a por una loncha de choped y se lo ha comido en YA. Pobrecito, me he dicho.
______En esto que voy a la sala de estar a no sé qué, le doy a la luz y pega un chispazo, bombilla abajo hecha trizas y el automático fuera: oscuridad total. Pues así he ido yo, que soy el tío más cacao que existe para la electricidad, a darle al automático cuando he llegado a la conclusión de que el frigorífico apagado puede ser muy chungo. Menos mal, luz de nuevo en su sitio, y el perro en el rellano aullando, snif…
______Le he echado algunas lonchas de choped más y he intentado colarlo en el ascensor, que en mi bloque están toda la santa noche subiendo y bajando, por si era de algún vecino. El perro que no quería, y estaba temblando. Lo he acariciado un poco, y cuando estaba más tranquilito he echado una loncha de choped en el ascensor, y en cuanto se ha metido le he dado a bajar y he vuelto al piso.
______Segundos más tarde he oído a alguien entrar en el ascensor, y poco después voces agudas de “ohm… cosita, pequeñito” de mujer, así que me queda la esperanza de que haya encontrado buen cobijo. Pobre criatura, ains! Lo mismo mañana me encuentro papeles donde ofrecen recompensa, jajaja.

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