23 de junio de 2019

Reseña: Slayer, de Kiersten White


2019 está siendo un buen año para los amantes del buffyverso (sí, es una cosa; sí, así se llama). Tras el decepcionante cierre a las desventuras de la heroína en la décimo segunda temporada en cómic, ha llegado un año de renovación.
Recordemos que Buffy, Cazavampiros concluyó su andadura catódica tras la séptima temporada en su segunda cadena, pero Whedon y afines, que habían desarrollado un universo tan rico con una mitología tan desbordante, entendieron que la historia de Buffy Summers y su Scoobie gang no podía acabar ahí. Entonces llegó la continuación canónica con la llegada de la octava temporada en la editorial Dark Horse Comics, que retomaba la historia poco después del final televisivo, cuando la protagonista había decidido cambiar las reglas del juego: Buffy decidía compartir su poder con todas las potenciales, esto es, todas las chicas en el mundo con el potencial de convertirse en cazadoras de vampiros. Un mensaje feminista que aún resuena y un final de aúpa para el viaje de la heroína rubia.
Por eso cuando se anunciaron nuevas novelas ambientadas en el universo creado por Joss Whedon, pero que no estarían escritas por éste ni centradas en la propia Buffy, muchos seguidores de la serie pusimos nuestras expectativas en dicha expansión. Historias nuevas, personajes nuevos.
Así es. En ese sentido, Slayer cumple. Porque parte de un punto poco explorado, que es la extinción de la magia en todo el mundo. Nina, una Cazadora en un mundo sin magia, una serie de apariciones demoníacas y una comunidad cerrada. Esta situación, por inédita, resulta interesante y la autora ha sabido escoger el momento clave del universo canónico para dar a conocer su historia y a sus personajes. En este sentido se nota que White es una fiel seguidora del universo sobre el cual escribe: conoce a sus personajes, sus reglas y su tono. Conoce la gravedad que subyace bajo la apariencia de humor leve e intenta imprimir a su novela de los elementos que funcionaban, por ejemplo, en la serie.
Sin embargo, lo consigue a medias. A este arranque hasta cierto punto sorprendente le sigue una galería de personajes que en su mayoría pasan sin pena ni gloria, sin una personalidad definida que es precisamente lo que hacía funcionar tan bien la obra de Whedon. Tiene algún momento álgido de acción a medias del libro, aunque el ritmo es extraño, y la construcción de la trama, lenta y un poco sin rumbo. Hay giros, muchas referencias a situaciones y personajes adorados por todo fan del Buffyverso -el libro brilla en especial en estos momentos, ya que su autora sabe hacerlos sin que resten protagonismo a sus personajes originales, más bien como guiños que enriquecen la experiencia de los seguidores de la obra original-; sin embargo, el libro se torna previsible -los giros no acaban de funcionar- y la historia no parece acabar de despegar. Sin embargo, sienta unas bases sólidas a partir de las cuales construir los siguientes libros, ahora sí, sin necesidad de carta de presentación como excusa.
En pocas palabras, Slayer se trata de un trabajo irregular, con sus luces y sus sombras, que esperamos sirva para abrir el camino a futuras alegrías.

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