31 de diciembre de 2011

2011: una coda

Ya estoy hasta los cojones de que todo el mundo diga que 2011 ha sido un mal año. Ha sido un año maravilloso, el año en que pasaron tantas cosas.
     Si algo tengo que reprocharle es que ha sido el año en que no he viajado, no he montado en avión, sólo tren arriba, autobús abajo Madrid-Granada-Bélmez, pero quiero ir a Alemania, a Inglaterra, a Italia, al este de Europa. Pero Madrid no está mal, la verdad, la vida en Madrid es como viajar un poquito cada día.
     Ha sido el año en el que el mundo, en cualquier caso, ha estado más unido que nunca gracias a las revoluciones sociales y al empeño de millones de soñadores en todo el planeta. Que si Islandia, todos saben de golpe de Islandia, ese lugar utópico, la Primavera Árabe, nuestro 15M, maravilloso 15M, las acampadas en toda España, en todo el mundo, Londres tan fuego, NY tan concienciada, Grecia, Italia, Egipto, el mundo que grita libertad y justicia. Qué divertido ha sido callarles la boca a los peces gordos, los interesados, los hijos de puta que pretenden dictar el ritmo del mundo, que pretenden escribir mi vida. Y les digo algo bien alto: soy el mejor escritor del mundo y me basto para escribir todo el año y los amores y los parabienes que me deba la vida. Por eso salí a la calle con la mejor gente el 15 de mayo y recorrí Granada y abucheé al paso de procesión, y días más tarde estuve en la acampada, y pasé ahí días y noches, y qué Twitter. ¿Y no ha servido de nada? ¿Que no ha servido de nada? ¿A qué, pues, las rabietas de los poderosos?
     Este año he aprendido mucho en cuanto al amor y en cuanto a la libertad. Tengo la vida más clara y todo más claro, la verdad.  Soy más feliz que nunca. Tengo otro título universitario y ninguna responsabilidad, soy más dado a cometer impulsos, a acometer lo que me dice el pecho. Por eso será tan grande 2012.
     Igual me dejo barba, igual dejo para siempre la poesía, igual leo treinta o cuarenta libros, y bebo en la calle y fumo porros, y veo películas, decenas y decenas de películas, y conozco gente en la calle y en viajes, porque se acerca el año de viajar. Y podrá sonar todo utópico i idóneo, pero ésta es la vida que yo quiero escribir junto a las vidas de Damián y Cali, la pequeña Cali siempre.
     Y aunque no haya viajado, aunque apenas haya aprendido a cocinar, estoy convencido de que me he llevado más cosas buenas que malas del año que se escapa, cosas con nombre y apellidos, cosas que ocupan espacio y hacen ruido, y ya se viene enero y se viene con garra, con planes y planes de felicidad suprema y cero complejos.
¡Feliz 2012! Nunca fuimos tan grandes.

2 comentarios:

  1. 2011, maravilloso principio de de una década GRANDE. Lo que viene, sólo puede ser mejor. ¡Feliz 2012!

    ResponderEliminar
  2. Fantástica entrada. Te deseo un año lleno de emociones.

    ResponderEliminar